lunes, 21 de abril de 2008

Dangerous Liaisons


Liaison significa enlace, vínculo, relación. Se produce entre letras o personas y figura en diccionarios de francés e inglés. Nos hallamos ante un concepto que manejan millones de personas a diario.


1870. Suenan cuatro golpes de nudillos. La joven se mira al espejo y echa un vistazo a la habitación. Abre la puerta y ve a su amante quitándose las botas. Una vuela al interior. Ella deja caer su pañuelo. Prefiere las manos libres para bajarle los tirantes. Pero todavía no roza su piel. Debajo de la camisa surge otra nueva. Ella le mira entre incrédula y divertida. Él se atusa el cabello, más corto que antes. Su look ha saltado unas décadas en el tiempo.


Se desvisten el uno al otro. La mesilla de noche parece el lugar idóneo para los preámbulos. Estamos en los años del flower power. Allen Ginsberg todavía piensa en alterar la conciencia humana.


Años ochenta. Ella toma las riendas. Salta sobre él y sugiere una cabalgada. “Let me see you stripped down to the bone”. Así cantaba Dave Gahan en Depeche Mode.


El clímax, que no el orgasmo, llega en 2007. Los amantes sonríen aliviados. No quedan prendas por quitar. La desnudez nunca fue tan estimada.


Hemos recorrido más de un siglo en minuto y medio. Esta era la última campaña de los jeans más famosos del mundo. Y “Dangerous Liaisons” el inspirado título escogido.


Los actores franceses Raphaël Personnaz y Léa Seydoux hicieron frente al coitus interruptus con derroche de atractivo. Esta pequeña joya fue dirigida por Ringan Ledwidge, que recientemente ha dado el salto al mundo del largometraje. Y merece una mención especial el “Strange Love” que suena de fondo en la voz de la artista Little Annie.

Sabíamos que la publicidad era arte. Ahora confirmamos que las feromonas no pasan de moda.

sábado, 12 de abril de 2008

El Bigote De Mike Patton


Su etapa al frente de Faith No More le hizo ser adorado por los metaleros y envidiado por los líderes de las bandas rivales. Mike Patton se queja de que el día sólo tenga veinticuatro horas. Y es que manifiesta una hiperactividad encomiable. Quizá gracias a ella, sus cuarenta años recién cumplidos no han borrado los rasgos de adolescente. Ha cambiado el cliché de sexo, drogas y rock n’ roll por el de comida, videojuegos y baloncesto. Su talento es sólo comparable al de un hombre del Renacimiento. Sin embargo, su mentalidad se acerca más al Romanticismo del conde de Lautréamont.


Es poseedor de una presencia arrebatadora en el escenario. Dicen que el pelo engominado y el bigote a lo Errol Flynn están pasados de moda. A él se la suda y a nosotros también.


Su voz no te canta al oído, te folla a lo bestia. Durante el único concierto que Fantômas ofreció en Madrid, Mike Patton saludó al público en un castellano mexicanizado. Incluso explotó su vena humorística imitando al mismísimo Chiquito de la Calzada. Ante el estupor general, desgranó las canciones de su “The Director´s Cut”, con versiones de “El padrino”, “La semilla del diablo” y “Charada”. Su cinefilia es tan evidente que no duda en burlarse de los periodistas que le preguntan por su película favorita: “Mensaje en una botella”, con Kevin Costner.

Ha colaborado con Sepultura, Lovage, Björk... Pero él siempre vuelve a Mr. Bungle, su primera banda. Mike Patton sigue siendo un adolescente.

jueves, 10 de abril de 2008

Cuando El Cogote Habla Por Sí Mismo


Si menciono a Cary Grant, enseguida les vendrá a la mente su mirada socarrona, los andares hechos para exhibirlos en hoteles lujosos, y sobre todo, sus dotes para estar siempre en su sitio. Las dos Hepburn compartieron plano pero jamás se lo robaron.


En la quintaesencia de Hitchcock, también llamada "Encadenados", le vemos aparecer de espaldas, mostrando su cogote. El personaje que interpreta Ingrid Bergman ya nos lo adelanta con sus reacciones: estamos a punto de caer rendidos ante el encanto cockney del galán serio.


La extraña historia de amor les lleva hasta Río de Janeiro. Los diálogos se suceden pausados, seguros de la calidad de Ben Hetch, el enorme guionista que los ideó. Cuando el avión roza el Corcovado, Ingrid Bergman se asoma por la ventanilla mientras Cary Grant la mira de soslayo. Y la respira. Entonces sabemos que algo se ha removido en su pecho de hojalata. No importa que Hitchcock haga un fundido de inmediato. La economía de recursos engrandece el instante.


En la balconada se besan mientras hablan de cocinar o no, de comer pollo con los dedos para no tener que fregar los platos. Y es que el lavavajillas no se popularizó hasta 1970. Ella necesita saberse amada y él responde con un lacónico "Actions speak louder than words".
La impasibilidad no es mala cuando el cogote habla por sí mismo.