Que Nueva York tiene potencial cinemático ya lo sabíamos. Martin Scorsese, Woody Allen y John Cassavetes se empeñaron en demostrarlo a golpe de claqueta. Pero a la ciudad más reconocible del mundo le han salido duras competidoras. Desde el Río Grande hasta la Tierra del Fuego las megalópolis palpitan. Mirar a sus gentes es como reflejarse en el espejo.
México DF, La Habana, Medellín o Buenos Aires son los inmensos decorados por donde transitan personajes de toda índole. Sus vidas se entrecruzan a base de colisiones fortuitas. La fragmentación argumental cobra sentido.
Por la noche los amantes hacen cola para acostarse en un motel. Prefieren no hablar de política. La exuberancia de sus cuerpos contrasta con el blanco y negro que les fotografía. Es hora de tomar una decisión. Patria o muerte.
La ciudad se vuelve irreconocible tras una larga ausencia. El protagonista no se resigna y visita la casa donde transcurrió su infancia. Pero la fachada se baña con la sangre de un joven sicario. Poco antes sonaba un pasodoble paradójico: "Francisco Alegre".
"Happy Together" explora un Buenos Aires superpoblado en el que se abandonan dos extranjeros.
El malestar urbano es responsabilidad de los arquitectos e Internet un arma para combatirlo. La ciudad se rebela.