“Psicosis” permanece en la retina por su aplastante modernidad. La manoseada escena del asesinato en la ducha palidece si se compara con la obscena ocultación del cuerpo de la víctima.
“Marnie” es el último suspiro. Los estudios Universal querían explotar la fórmula de las películas clásicas de Hitchcock. En cambio él admiraba cada vez más las propuestas radicales de Antonioni. Otro director italiano le devolvería el cumplido.
Entre una y otra se halla la película número cuarenta y ocho de su filmografía. “Los pájaros” fue definida por Federico Fellini como un poema apocalíptico. El rodaje lo fue sin duda. Tres años de preproducción, más de cuatrocientos planos montados y la sociedad de prevención de crueldad con animales pisándole los talones. Pero el resultado mereció la pena.
La estructura de la historia es anticonvencional. Se compone de estrofas punteadas por los ataques de los pájaros. Y la lectura de imágenes nos conduce a un final que rehuye el clímax y nos deja con el corazón en un puño.
Los actores conocieron el significado de la palabra exasperante cuando se colocaron frente a la cámara. Los amaestradores les lanzaban oleadas de cuervos y gaviotas.
Rod Taylor, el descarado Mitch Brenner en la película, todavía recuerda a Buddy, un grajo que la tenía tomada con él. Si los dos compartían escena, el picotazo estaba asegurado.
Los actores conocieron el significado de la palabra exasperante cuando se colocaron frente a la cámara. Los amaestradores les lanzaban oleadas de cuervos y gaviotas.
Rod Taylor, el descarado Mitch Brenner en la película, todavía recuerda a Buddy, un grajo que la tenía tomada con él. Si los dos compartían escena, el picotazo estaba asegurado.
Pero fue 'Tippi' Hedren la que se llevó la peor parte. Interpreta a Melanie Daniels, una pija de San Francisco con demasiado tiempo libre.
Irrumpe como un tornado en Bahía Bodega, un pueblo habitado entre otros por una ex amante celosa y una madre posesiva. Las tres luchan como leonas por el amor de Mitch Brenner. Y es que “Los pájaros” no es una película de terror al uso. Su discurso gira en torno al miedo a la soledad. Y sola es como Melanie se enfrenta al último paso de su via crucis particular. Pocas veces se ha mimetizado tanto una actriz con su personaje.
Durante una semana, 'Tippi' Hedren fue literalmente acorralada por decenas de pájaros. Algunos estaban sujetos con alambres al traje chaqueta que luce durante todo el metraje. Uno decidió saltar del hombro a su cara. El pico la rozó a unos milímetros del ojo. 'Tippi' entró en estado de shock y se negó a continuar. El equipo al completo la dejó sola en el plató. Horas más tarde fue ingresada con un agudo episodio de ansiedad.
Actualmente no guarda sombra de rencor por lo acontecido. Es amante de los animales y no está sola. Su nieta Stella del Carmen es la niña de sus ojos.
6 comentarios:
El gran guionista William Goldman admite que Hitch es uno de sus directores favoritos, pero cree que su declive empezó justo con Los pájaros (y que por culpa de los cahieristas al gordo se le subió el "auteur" a la cabeza). Para gustos los colores, primo. A mí me sigue pareciendo que Los pájaros, Marnie y Frenesí forman algo así como la trilogía más desquiciada de la historia del cine.
A mí siempre me ha parecido que Vértigo, Marnie, Los pájaros, son las que ofrecen una psicología de andar por casa.
Aunque me gusta toda la filmografía del orondo, siempre prefiero sus b/n más british, sobre todo su primera "americana".
No le voy a discutir lo de la psicología de andar por casa, señorita, pero es que yo soy un espectador muy de pantunflas.
Pues debe ser todo un espectáculo verle en batín por la sala de cine, jeje. De todas maneras, ya lo dijo usted antes: para gustos, los colores.
No se lo imagina; albornoz, zapatillas de felpa y un Habano. Seguro que así es como debía de andar Selznick por su sala de proyección privada.
Jajaja, muy bueno.
Pero terrible (para David) lo de aguantar a la Jones, nop?
To Mr. Devlin and my dear Josito: no pretendo acaparar vuestro blog, eh? además ya conoco a beso de los mil demonios y debo confesar que comparto la lectura de su serial del ojete con vuestros (eso sí, magníficos) blogs.
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